miércoles, 26 de noviembre de 2014

Foodies: viajar para comerse el mundo


Comilones por devoción y convicción. Planifican sus viajes en función de dónde quieren ir a degustar un exquisito plato de cuchara o un buen bocadillo. Los Foodies no son gourmets, no buscan solo restaurantes de alta cocina. Su pasión por la gastronomía es tal que evitan encasillarse. Eso sí, siempre y cuando la calidad esté garantizada.

El término foodie nació en 1984 de la mano de los autores Paul Levy, Ann Barr y Mat Sloan cuando publicaron su libro The Official Foodie Handbook (El manual oficial para los foodies). Aunque la irrupción de las redes sociales y la proliferación de programas de cocina en horarios de máxima audiencia en televisión, ha provocado un repunte del turismo gastronómico. De hecho, en España, la fama de reputados chefs y de unos productos de primera han servido de reclamo para atraer a más de siete millones de visitantes internacionales.

Asimismo, la época en que la cocina de los hoteles se asociaba a adjetivos como mala, floja o pobre parece que ha pasado a mejor vida. En la actualidad, existe una amplia variedad de alojamientos que ofrecen paquetes con la gastronomía como punto fuerte. El huésped puede ser un integrante más del equipo culinario y absorber los consejos que dan los cocineros cuando elaboran sus platos. Es el caso, por ejemplo, del Hotel Echaurren en La Rioja, que permite a los clientes compartir fogones con su chef, Francis Paniego, ganador de tres estrellas Michelin.

Si leyendo estas líneas todavía dudáis si sois foodies o no, estas son las características principales:

- Procuran visitar las ferias gastronómicas mas importantes.

- El buen comer y beber es su gran afición. Lo que otros se gastan en coches de alta gama o en tecnología ellos lo destinan a viajes cuya motivación es disfrutar en la mesa de algo más que una comida.

- Conciben la gastronomía como una experiencia cultural y de aprendizaje.

- Curiosidad absoluta por la materia prima que se utiliza en cada plato que prueban.

- Versatilidad. Como ya he comentado, no son sibaritas. Tienen paladares agradecidos y “todoterreno”.

La gastronomía es para estos viajeros es una forma de vida. No se conforman solo con comer, sino que aspiran siempre a comer bien. Sus ganas de descubrir nuevos platos y destinos lleva a los foodies a grandes urbes o a lugares recónditos. Lo que sea necesario para probar las últimas novedades. Su principal fuente de información son los blogs especializados y los Social Media.

De este modo, pueden estar informados de los eventos, restaurantes y destinos más apropiados para seguir descubriendo el mundo bocado a bocado a bocado, sin olvidar la vertiente cultural que rodea todos y cada uno de sus viajes. Se trata de que la comida conecte al foodie con elementos más identificativos de un país o región.

En consecuencia, el momento de sentarse a la mesa es la culminación de sus desplazamientos. Conocimiento y gastronomía se unen para su disfrute. Y es que como dijo el escritor irlandés George Bernard Shaw: “No hay amor más sincero que el amor a la comida”. Seguramente era foodie, pero no lo sabía.

Nota redactada por Pablo Ross

Fuente:Hotelier News

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